Ronda de los Atriles
Mientras se seca
la acera
Los Atriles ríen a Los Vasos
aprueban
la geometría del rendido
por los misiles de al lado
Los Atriles
Mueven el aire
Agitan el
aire Saltan el aire
Son el aire
Los Atriles no pierden
crecen en la
savia de la excepción
sin el de-efecto
anteroposterior
Los Atriles son cierzo aún
sumidos a la vista
de un Dios de Paja que sí asusta
Dí solución
Hubo una química
apenas remembrada por
las borlas
de polvo
que
saltaban las teclas
Erase un monte
interminable
una cima que empezaba en los
bordes
y crecía en las yemas
Cada tarde era
una
como felpudos de nubes
con sonidos
extraños
en idiomas
distintos
Visita era una
silla giratoria
la visión de
años-vela
después de
orbitar
por el Coloso de
Caoba
Pero todo salta
se desprende
resortes y
ratones
que chirrean
¿Existe un lugar
donde un
triángulo
de ausencia
roe un hueso sin
tragarlo?
¿Existe?
Consideraciones
Renuentes raíces
en mi garganta:
Los hombres
olvidan
no echar tierra
en las rosas
Las rosas
reinciden
en su fama de
inermes
Inermes, casi
todas,
hablarán con la
tierra,
de esos hombres
que olvidan
donde tienen
raíces.
Curva lenta
Los míos
no serán posteriores
Serán interiores
como el precio pagado
por irreducirlos
De una mano, tal vez
no amiga
pero sí con fuerza
vendrá el viento
que lo borre todo.
a Todos.
Curva rápida
Zaguán de letras
Letras tomadas
en puntillas
una panorámica
de cuan
añejos llegan
al tobillo los tiempos
rostros idénticos
como graves cursivas
lecturas en voz baja
de una a otra mejilla
Síndrome
Cosas y personas
paquetes
premiados.
Un hombre, no
tan oscuro
no tan sabio
creyó que la
ternura
no era un mito
dio un paso para
verme.
Uno no temió
mis ideales de
Gorgona
mis intenciones
de Sirena
los cinco
segundos
antes de dar la
vuelta
Uno
puso cara de
signo
y una mano de
niña
le encendió el
rostro.
Al otro lado de la isla
Vivimos en un
mar.
Las sensaciones
grises
nos derrumban
Las islas nos
rodean.
La rutina de
asomarnos
ha engrosado las
pérdidas.
Los que aún
vuelven
han visto
banderas para ciegos
Ejércitos rojos
y blancos
como una misma
luna.
A la intemperie
la lluvia ya no
sabe
a lo mismo.
También ella nos
abandona.
No tardarán.
Seremos, como ellos,
un pueblo seco.