Al
estar demasiado atento lo pierdes de vista
La salamandra con
mínimos recursos da cuenta de su pira. La piedra descartada se entrega en
sacrificio al agua. La flor eclosionada a medianoche da paso a la mañana. La
sorpresa del hombre detenido deja impotente al tiempo.
Si cortas el aire en
tiras, si lo das a morder irresuelto, será más digerible. Junto extraños
diálogos de insomnes, escarabajos blandos, para ascender a ese segundo piso.
Estamos impregnados de posibilidades; humo denso de formas boreales para cada
época del año.
Dos centímetros más y
darle alcance. Dos centímetros, y saber que estrechez y estrechar son sinónimos
que juegan al Samsara o al Tao según conviene. Su parte del árbol que crece a
la izquierda, traza una sombra fiera y asequible; un laberinto que espera ser
tragado. “Ábrete”, sería demasiado. Los vocablos precisos requieren largos
silencios.
“¡Cuando tiemblas estás
hecha de llama! ¡Cuando tiemblas estás hecha de llama!”. Verdades apiladas se
escapan de las manos. Tal vez, si tropezara con el descubrimiento. Tal vez, si
fuera capitán de corto alcance y no hablará de séptimos, de décimos, de
Virgilio y los doce trabajos que aguardan por su verbo realizarse.
Si se sienta y espera,
le enseñaré a cargar un cuerpo doce millas marítimas, sin que nadie le vea. Es
relativamente simple. Espalda con espalda, empezará a escurrirse, a entrar en
sus costillas subsumido en la composición primaria. No intente comprenderlo, ni
controlarlo. Es ese tipo de escarceos que llevan a embarcarse en la
colonización de otros planetas.
Buscar un justo,
olvidar el epigrama bajo sus uñas. Si se imagina con suficiente fuerza, la
selva lloverá fuera, será dentro, entrará en el compromiso de anunciarle el
giro de los pájaros muertos que llegan a aliviarle. Desista. Hasta los ruidos
se despojan de sus vidrios a un bocado de piel en su departamento.
La historia es la
reiteración de los creyentes. Reanudar las filas, las cuartillas, alimentar el
frágil fuego, nuestro pedazo de carretera. En otra época, remover a alguien ya
situado daría para sumarse al ADN del patíbulo; hoy se permite el mercado del
oxígeno y el tratamiento de señorita a una dulzura de setenta y cinco, antigua
oficinista.
¿Será este el Crac de nuestras
emociones? yo espero al menos algo de decencia; una implosión al estilo sonoro
de la democracia, o un escándalo promocionado como el del Big Bang. Hay que
correr la voz y ver el hundimiento de ambos lados.
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